El coronavirus provoca compras de pánico en LA

Por Alicia Alarcón

En los supermercados, los estantes donde hace apenas unas semanas estaban los envases de plástico blancos, etiqueta azul, con cloro de todos tamaños en oferta, ahora no hay ninguno. Los desinfectantes Lysol y sus derivados han desaparecido y sólo se encuentran a mayor precio en los grandes almacenes donde venden materiales de construcción.

Como si se tratara de vacunas contra el coronavirus, el Ajax, Cloro y el Lysol fueron adquiridos en grandes cantidades por la población de Los Angeles y de muchas partes de Estados Unidos que ven el coronavirus como una sentencia de muerte. La verdad es que miles de personas que fueron afectadas por este virus ya han sido dadas de alta, sobre todo en China, donde este mes se registró el número más bajo de afectados desde que surgió el nuevo virus en ese país asiático a finales del 2019. Las autoridades sanitarias de China anunciaron que el 21 de enero 125 personas fueron contagiadas con el coronavirus, en contraste con el pasado 2 de febrero que el número ascendió a 900.

Otro factor por la disminución en el contagio es el cambio de clima, como lo pronostico hace unos meses el Presidente de China Xi Jinping. Así el gigante asiático se levanta del letargo que lo sumió un microscópico virus y regresa poco a poco a su rutina diaria. Sus calles se ven de nuevo pobladas y sus centros de trabajo, escuelas, universidades y edificios públicos se han vuelto a abrir.

Por otra parte, el aumento en los casos de coronavirus en Estados unidos ha puesto en serios aprietos al Presidente y a su gabinete, ya que lo consideraban ¨un problema chino que iba a tener como consecuencia el regreso de muchas empresas en beneficio de la economía estadounidense.¨ Todo cambió con el aumento de contagios que se da a diario en diferentes estados de la Unión Americana, a la fecha 9 personas han fallecido por complicaciones causadas por el coronavirus y hay un total de 120 contagiados.

Lo anterior, pone de manifiesto un doble estándar en los pronunciamientos de alarma que lanza Estados Unidos desde su Departamento de Estado. Cuando el coronavirus se mantuvo en China, las indicaciones a sus ciudadanos y al mundo fue mantenerse alejados de China, ahora que en este país el número de fallecidos aumenta cada día a causa del coronavirus, la respuesta del Presidente ha sido muy moderada y cautelosa. Su mensaje tácito ha sido: ¨No es para tanto.¨

Pero sí fue para tanto cuando se trató de China. La respuesta del país asiático fue imponer las medidas más drásticas que nación alguna haya tomado para contener una epidemia. Además de cerrar prácticamente sus fronteras, paralizar su aparato productivo, suspender su tráfico terrestre y marítimo, mantuvo a su población en forzada cuarentena, bajo amenaza de prisión al que no cumpliera. Muchos terminaron en la cárcel. Sin derecho a fianza por desobedecer la orden. De un día para otro 1.3 billones de hombres, mujeres y niños se vieron confinados en sus hogares, podían salir una vez a la semana sólo para la compra de víveres.

Ante la disminución de casi un 80% en el número de infectados, el gigante asiático demostró al mundo su voluntad y eficacia para el control de un nuevo virus. Ahora le toca a Estados Unidos anunciar que medidas aplicará para evitar que el coronavirus cobre nuevas víctimas.

Para atacar el problema del coronavirus el Presidente nombró a su Vicepresidente Mike Pence quien de inmediato giró instrucciones al Director del Departamento del Control de Enfermedades Infecciosas para que nada se dijera sobre el coronavirus sin su autorización. Lo que es lo mismo, ¨antes de alarmar a la gente consulta conmigo.¨

La verdad es que cada vez que aparece un nuevo virus resulta inevitable que haya víctimas. Es en base a la lamentable pérdida de vidas humanas, al cuadro sintomático que presentaron a lo largo de su enfermedad, hasta su fallecimiento, que los médicos, epidemiólogos y científicos pueden crear nuevos medicamentos, vacunas y tratamientos para combatir este nuevo virus responsable de la epidemia que a la fecha ha cobrado 3,000 vidas humanas en todo el mundo. (En Estados Unidos se han registrado 10 a la hora del cierre de esta publicación.)

Los científicos del mundo harán su trabajo de manera eficiente, como lo han hecho antes, de eso no hay duda y mientras ellos encuentran los tratamientos para erradicar o controlar el coronavirus, es importante no caer en situaciones de pánico, de ningún tipo, incluida la de adquirir todos los artículos de limpieza que hay en el mercado. Con eso sólo perjudicamos nuestro bolsillo al provocar la especulación y un aumento desbordado en los precios de los productos de limpieza.

Lo que es indudable es que el coronavirus ha provocado de manera indirecta que la población en general ponga la limpieza y la higiene personal en primer plano. Esto incluye no permitir que los trastos sucios se amontonen en el fregadero, mantener los pisos desinfectados, aspirar la alfombra todos los días, sobre todo si tienen mascotas dentro de la casa. Limpiar los baños con desinfectantes y sobre todo no tacarse la cara. Las manos son una fuente de transmisión del virus. Esperemos que esta fiebre por la limpieza y las medidas de precaución lleguen también a los funcionarios públicos para que cumplan su promesa de campaña de mantener las calles limpias y las banquetas libres de basura, colchones y muebles viajes. Sobre todo los que representan las áreas donde radican las minorías.