Los pacientes con psoriasis, una enfermedad caracterizada por enrojecimiento, escamas en la piel y comezón, son más propensos a padecer enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad y depresión, lo que puede agravar el padecimiento.
“Quienes padecen psoriasis pueden tener inflamación sistémica, lo que deriva en que se presenten otras comorbilidades”. La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, crónica, no contagiosa que afecta principalmente la piel y las articulaciones del paciente.
Se estima que entre 2 % y 2,6 % de la población mundial padece esta en enfermedad, mientras que en Latinoamérica, la prevalencia es menor.
En México, se estima que 2,5 millones de personas están afectadas por este padecimiento, de las cuales 30 % la tienen de un grado moderado a severo.
Aunque tiene un origen genético en la mayoría de los casos (20 % de posibilidades si alguno de los padres la padecen), existen algunos factores ambientales que pueden detonar su aparición.
Entre ellos están el estrés, el abuso de alcohol, el tabaquismo y después de algún traumatismo en la piel como realizarse un tatuaje, padecer alguna quemadura o picaduras de insectos.
De no tratarse adecuada y oportunamente, y si los pacientes no llevan estilos de vida saludables, es altamente probable que se desarrollen otro tipo de enfermedades, por lo que la detección temprana es clave.
Mientras que otra de las barreras para detectarla oportunamente son el desconocimiento de los médicos de primer contacto y la falta de dermatólogos especializados, ya que la mayoría se encuentran concentrados en las grandes urbes.
Una de las principales preocupaciones de los dermatólogos es la parte psicológica, ya que el 94 % de quienes se ven afectados por este padecimiento aceptan que se ven afectados en su estado de ánimo y sentimientos.
“Al ser una enfermedad visible, muchas personas creen que se pueden contagiar si tocan a alguien con psoriasis. Y este estigma se presenta hasta dentro de la familia”. Actualmente, existe una variedad de tratamientos para este padecimiento, pero es importante que este se base en factores como las características de los pacientes, la severidad de la enfermedad, los otros medicamentos que esté usando el paciente y otras enfermedades que padezca.
“No es curable, pero se controla. En muchos casos se puede llegar a un control de hasta 80 %, lo que ayuda ya que es una enfermedad que afecta también la autoestima de los pacientes, hasta el punto de tener ideas suicidas”.
Es importante el compromiso de los pacientes de mantener una buena calidad de vida, realizar ejercicio y cuidar su peso, ya que eso ayuda a que el control de la enfermedad sea mayor.