Tijuana (México), 24 dic (EFE).- Además de la pandemia por coronavirus que ha orillado a las familias a mantenerse aisladas de sus seres queridos a nivel mundial, el fenómeno de la migración separa de sus seres queridos a los migrantes en México, que pasarán lejos de casa estas fechas decembrinas.
En la ciudad fronteriza de Tijuana, un lugar que ha crecido gracias al fenómeno migratorio, cientos de familias de migrantes pasarán una Navidad distinta a las anteriores, pues ahora su familia se vuelve un grupo de personas de distintas nacionalidades a quienes los une un objetivo: una mejor vida.
Tal es el caso de Paola Vanessa, originaria de Tegucigalpa, Honduras, quien llegó a esta frontera hace 11 meses, embarazada, acompañada de sus dos hijos y su esposo, con la ilusión de cruzar a Estados Unidos a través de un asilo político.
Esto no fue posible, pues llegando a Tijuana tuvo dolores de parto, dando a luz a bordo de una unidad de transporte público denominado “taxi libre”, siendo ella su propia partera y solo arribó al Hospital General para que le cortaran el cordón umbilical.
Paola buscaba reunirse con su madre, quien vive en California y a quien tiene 18 años sin ver, pero para su mala suerte se atravesó la covid-19 en la solicitud de su asilo político lo que detuvo el proceso, sin embargo, no pierde la esperanza de algún día lograrlo.
Pero el sentimiento de nostalgia aparece pues será una Navidad más que no pasará junto a su madre, ya que su deseo era compartir el fin de año con ella, y el resto de su familia.
“Me siento mal porque mi sueño era lograr reunirme con la familia, porque creíamos que era fácil cruzar, pedir el asilo, pero por la caravana y la pandemia ya está muy difícil, me queda esperar hasta que Dios diga”, contó a Efe.
Paola actualmente duerme en una casa de campaña improvisada dentro del albergue Juventud 2000 de la Zona Norte, una de las colonias (barrios) más conflictivas de Tijuana en lo que respecta a inseguridad, en ese espacio duermen alrededor de 60 personas más, originarias de otras partes del mundo.
En este albergue también se encuentra Hernán Villa, originario de Pereira, Colombia, quien llegó hace unos meses a Tijuana en búsqueda del llamado “sueño americano”, pero esa fue su primera desilusión, dijo, pues ese sueño no es como se ve en películas o historias.
Hernán dejó atrás a su familia con el compromiso de obtener una mejor calidad de vida, pero prefirió quedarse en esta frontera trabajando en la elaboración de bolsos para dama hechos manualmente, proyecto que también realizaban en su ciudad natal.
La Navidad, contó, lo pone nostálgico principalmente por las costumbres y tradiciones, señaló que son distintas a las que acostumbra, pero puede adaptarse al considerar que ahora tiene una nueva familia que proviene de lugares distintos de América Latina.
“Cuando uno sale de casa y pone el pie en el aeropuerto sabe uno lo que le espera, y desde el momento que yo puse un pie en el avión sabía a lo que le estaba tirando”, dijo al mostrarse confiado de triunfar en esta ciudad.
En Juventud 2000 actualmente viven 63 familias migrantes, que convivirán este 24 de diciembre con una cena que consiste en pavo y otros alimentos típicos de México, gracias al apoyo de otros organismos civiles y gubernamentales que aportan para esta comunidad. Info, Prensa Mexicana