Fronteras que desaparecen (Vanishing Frontiers) es un libro sobre la relación México-Estados Unidos muy original. No es un libro sobre la historia de la relación, ni tampoco sobre la cooperación o sobre los conflictos contemporáneos.
El libro es una serie de ensayos sobre cómo las múltiples interacciones entre México y Estados Unidos afectan a seres humanos, tanto mexicanos como estadounidenses. Lo más valioso y original del libro es que humaniza la relación entre los dos países.
Es un libro sobre muchos campeones de la relación bilateral pero también personas normales cuyas vidas se gestan en ambos lados de la frontera. José Galicot, carismático líder de Tijuana Innovadora. Malin Burnham, filántropo y líder empresarial de San Diego con enorme espíritu de comunidad. O Alejandra Pinzón que vivió la mayoría de su vida en pequeños pueblos de Indiana y Kansas y tuvo que regresar pues su carácter de indocumentada le impidió entrar a la universidad.
Andrew Selee, su autor, ha sido uno de los más acuciosos estudiosos de la relación bilateral en los últimos 20 años. Lo fascinante del libro es que observa la relación bilateral desde distintos ángulos –personal, comunitario, político, empresarial y cultural–. Su biografía personal se lo permite.
Está casado con una profesionista mexicana, Alejandra, con quien tiene tres hijos estadounidenses, quienes crecen bilingües y biculturales. Tuvo una experiencia profesional de joven que lo marcó: trabajó cinco años en un albergue de migrantes en Tijuana. Estudió un doctorado en Ciencia Política en la Universidad de California en San Diego, lo que le permitió más adelante ser el arquitecto del think tank más importante sobre México en Estados Unidos, el Instituto México del Wilson Center, y ahora es presidente del think tank más importante sobre migración en Estados Unidos, Migration Policy Institute.
El libro empieza por destacar y celebrar la integración Tijuana-San Diego. Selee narra y muestra su grata sorpresa de cómo Tijuana ha cambiado en los últimos 20 años. Cómo ahora es un destino gastronómico, con una industria innovadora y competitiva y es también un lugar donde se respeta al migrante.
El libro dedica unas páginas muy interesantes a Hazleton, Pensilvania. Un pueblo que ha sido transformado por la inversión y la presencia de mexicanos. Por ejemplo, Bimbo es una empresa que da empleo en Hazelton y que “de la noche a la mañana… se convirtió no sólo en la panadería de México, sino que también en una de las más grandes de Estados Unidos”. Tiene más de 30 plantas en el país vecino, empleando a más de 21 mil estadounidenses.
Los capítulos sobre la economía están llenos de ejemplos maravillosos, como el de Eugenio Madero, CEO de Rassini y Raúl Gutiérrez de DeAcero. Gutiérrez, CEO de DeAcero, compró una empresa de clavos en el medio oeste estadounidense y ha logrado casi duplicar la producción en los primeros cinco años.
Los títulos de los capítulos son muy sugerentes: “Transformando la Cosa Nostra en los Sopranos”, es decir, cómo durante el gobierno de Felipe Calderón los grandes cárteles como Los Zetas fueron desmantelados en organizaciones menores.
El capítulo de migración se titula, “Si me fuera a regresar, también seguiría extrañando”. Y tiene que ver cómo las gentes se vuelven un poquito de aquí y de allá. Los que se regresan extrañan; los que se van también. Una de las historias es la de Alejandra Pinzón, quien regresó y ahora trabaja en un call center con muchos otros retornados. Selee hace notar que los restaurantes cerca del call center venden ahora burritos, pues esos son los verdaderos tacos para los mexico-americanos.
Un capítulo divertido y fascinante es “Tsunami de talento”. Selee relata cómo un grupo numeroso de mexicanos ha asaltado Hollywood creando un cine maravilloso que ha generado todo tipo de premios en el mundo.
La visión del autor sobre la relación bilateral es la cara inversa del trumpismo. Con análisis de situaciones concretas, como el caso de Tijuana y San Diego, Selee demuestra que estas ciudades han mejorado notablemente desde que decidieron integrarse. Otro ejemplo maravilloso es la utilización de servicios médicos mexicanos por estadounidenses. El libro relata como Katie O´Gradys salvó su vida acudiendo a hospitales mexicanos, los cuales son bastante más accesibles que los estadounidenses.
La conclusión del libro es construir puentes y más puentes como el llamado Cross Border Express que conecta al aeropuerto de Tijuana con San Diego.
El libro de Selee me recordó al de otro querido amigo estadounidense, El Oso y el Puercoespín de Jeffrey Davidow, exembajador en México. Lo que ambos libros tienen en común es que sus autores claramente le profesan un cariño entrañable a nuestro país.
“AGENCIA EL FINANCIERO”