01/24/2017. En su discurso de toma de posesión, Donald Trump aseguró que había llegado la hora de la acción y que su gobierno estaba listo para hacer nuevamente grande a Estados Unidos. Pero sus primeros días en la Casa Blanca despiertan serias dudas acerca de lo que podrá lograr si continúa empeñado en contradecirse, mentir y propiciar pleitos innecesarios.
Los millones que votaron por él y también los que no lo hicieron esperan ahora que Trump se ponga a trabajar inmediatamente en lo que más importa: unir al país, terminar con el discurso discriminatorio y xenófobo para crear un ambiente de igualdad, respeto y tolerancia y, desde luego, mejorar la economía y ofrecerle a todos las mismas oportunidades de educación, empleos, salud y seguridad social.
Todo esto parece una lista de imposibles para el primer mandatario que hasta ahora no ha entendido todavía que el hecho de haber llegado a la Casa Blanca no lo convierte en la celebridad más grande del mundo sino en el servidor público número uno de este país.
Trump sigue obsesionado en demostrar que es el mejor en todo y para ello no duda en distorsionar los hechos. Por esa razón, desperdició su primer día de trabajo en acusar injustamente a la prensa de haber mentido en cuanto al número de personas que acudieron a su toma de protesta.
No conforme con ello acudió al siguiente día al cuartel de la CIA supuestamente para enmendar la relación con las agencias de inteligencia a las que ha atacado por sus revelaciones sobre la infiltración de Rusia en las elecciones de Estados Unidos. Pero en lugar de mostrar respeto ante el muro en honor de los agentes caídos en servicio, Trump se dedicó nuevamente a desmentir las fotos que muestran que a su toma de protesta acudió menos gente que a la de Obama. Además, acusó a la prensa de pretender enemistarlo con la CIA y otras agencias, pese a que varios de sus tuits demuestran su desdén por el trabajo que éstas hacen.
El presidente evadió, por otra parte, un tema al que sí debería prestarle la mayor atención: las marchas masivas de mujeres que tuvieron lugar prácticamente en todo el país y en muchas partes del mundo para protestar por sus posturas misóginas y degradantes no sólo contra el género femenino sino contra los inmigrantes y las minorías.
Su comentario fue por demás desconectado de la realidad: “Esa gente debería haber votado”.
Mensaje para Trump: Millones de esas personas sí votaron, pero en su contra y merecen ser escuchadas e incluidas porque ahora debe gobernar para todos, no sólo para quienes lo apoyaron en las urnas. De lo contrario, continuará la rebelión.