Atlanta (GA), 30 jun (EFE News).- Desde mango, coco y fresa, hasta tamarindo, gazpacho o mole, las hay de casi todos los sabores y colores: son las paletas mexicanas, que cada verano logran mayor popularidad en Estados Unidos, donde le están haciendo la competencia a los tradicionales “popsicles”.
Como los tacos, la salsa o el guacamole, las paletas se están ganando un lugar en el paladar de los estadounidenses luego de que en los últimos años dejaron de ser un producto exclusivo de las tienditas y restaurantes mexicanos al empezar a comercializarse masivamente en supermercados, estaciones de gasolina y otros negocios alrededor del país.
“Hemos visto que últimamente las paletas mexicanas se están volviendo más populares en Estados Unidos, entre los estadounidenses y los hispanos, e incluso entre personas de otros orígenes”, indica a Efe Sergio Pantoja, uno de los propietarios de la paletería La Huerta, un negocio familiar ubicado en Ellijay, en las montañas del norte de Georgia, no muy lejos de Tennessee y Carolina del Norte.
Solo el año pasado, la pequeña empresa de la familia Pantoja vendió más de un millón de paletas por toda la costa este del país, incluyendo Maryland, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Kentucky, Tennessee, Alabama y Georgia.
“Vendemos al por mayor a todo tipo de lugares, desde negocios hispanos hasta gasolineras, restaurantes y taquerías. Nosotros les prestamos a los negocios la nevera de vidrio y les estamos surtiendo cada dos o tres semanas”, explica el emprendedor mexicano, que agregó que ofrecen veinte sabores y que el más popular es el coco.
PALETAS VS “POPSICLES”
Una de las características que hace que las paletas mexicanas sean únicas es que son elaboradas con productos naturales y frescos, a diferencia de los “popsicles”, que son principalmente a base de sirope y azúcar.
“Además de los ingredientes naturales, la principal diferencia que tienen es que a las paletas americanas (estadounidenses) le ponen lo que se llama el ‘overrun’, que es que le incluyen aire a la mezcla, entonces la paleta es más livianita. Y mientras más aire tienen, más barata es”, asegura Pantoja.
Y como -dice el dicho- en gustos y colores, los que cada uno prefiera son los mejores, no hay paladar que quede insatisfecho con la variedad de sabores que existen: chicharrón, víbora, frijoles o aguacate son algunos de los más peculiares que se pueden encontrar, además de los tradicionales como fresa, naranja y arroz con leche.
En realidad, para los paleteros mexicanos, no existen los límites y por ellos las combinaciones son casi infinitas, como la fresa con albahaca, el vino tinto con fresa, la naranja con tajín (mezcla de chiles secos), el mango con salsa del tipo chamoy o el tequila con sal y limón, para mencionar algunos.
“Nosotros tratamos de ir incorporando sabores nuevos en ediciones limitadas, por uno o tres años para ver si funcionan. Hemos tratado con la granada, la guanábana y el maracuyá. Con otros sabores hemos tratado y han funcionado, como el nance, el mamey y el chamoy”, explica Pantoja.
JUGANDO CON LOS SABORES
El mexicano Paúl Plascencia, fundador y creador de la paleterías Cold Heart, en Bakersfield (California) y Corazón Helado, en Baltimore (Maryland), dice a Efe que para los paleteros mexicanos es una pasión y un arte crear nuevas combinaciones, en sus palabras, “jugar con los sabores”.
Plascencia, de 49 años, es uno de estos apasionados paleteros, pues desde niño ha estado involucrado en el negocio que sus abuelos montaron en los años 30 en Tocumbo, en Michoacán, un pueblo conocido en México como la cuna de la “paleta”, donde incluso hay un monumento a este postre helado y una feria dedicada a este producto.
La Michoacana es el negocio de la familia de Plascencia, que en la actualidad se ha convertido en un “imperio” que vende paletas en todo México y Estados Unidos, en pequeñas y grandes cadenas de supermercados como Walmart y Safeway, entre otras.
Con el paso de los años, la familia fue creando nuevas empresas, como la Real Michoacana, y ahora cuenta con más de mil paleterías y una fábrica en la localidad de Modesto, al este de San Francisco, en California, cuenta Plascencia, un ingeniero de proyectos de profesión y un paletero de vocación.
“En México, mi familia fue la creadora de las paletas”, asegura con orgullo este emprendedor mexicano.
PALETAS PARA TODOS
Las paleterías han proliferado en las comunidades hispanas, como la de Norcross, en Georgia, y en las tardes de verano los locales están abarrotados de madres con pequeños niños saboreando la variedad de postres helados que ofrecen y que los propios negocios preparan el mismo día o compran al por mayor a paleterías como La Michoacana o La Huerta.
“A mí me gustan porque tienen sabor, son naturales y, además, son mexicanas”, afirma a Efe Yadira, una madre oriunda de Jalisco, México, mientras le compraba paletas a sus dos pequeños hijos.
La popularidad de las paletas ha alcanzado tal grado que incluso se pueden conseguir libros con recetas, como “Paletas: Authentic Recipes for Mexican Ice Pops, Shaved Ice & Aguas Frescas [A Cookbook]”, de la popular chef Fany Gerson.
Así uno se puede lanzar desde su casa a confeccionar todo tipo de combinaciones, desde las convencionales hasta las más “aventureras”. Info, Prensa Mexicana