Nueva York, 2 mar (EFE News).- Líderes religiosos de diversas denominaciones urgieron este martes al Congreso a aprobar la propuesta de ley que otorgaría un camino a la ciudadanía a unos cinco millones de trabajadores inmigrantes esenciales, muchos de los cuales enfermaron o contagiaron a sus seres queridos durante la pandemia de la covid-19 “porque no podían quedarse en casa”.
En una conferencia de prensa, los dirigentes afirmaron que el Congreso tiene ahora en sus manos la oportunidad de actuar para estos trabajadores, de los que dijeron que son los que cultivan, empacan y distribuyen los alimentos, limpian hogares o cuidan enfermos; son “los rostros invisibles” de los que no tienen residencia permanente, expuestos al peligro en centros laborables, sin seguro médico o una vivienda digna.
“Esto se trata de hacer lo que es necesario. Hemos esperado demasiado tiempo”, indicó el reverendo Alvin Herring, de Faith in Action en Los Ángeles, una de las organizaciones que convocaron la conferencia de prensa.
El proyecto fue presentado el pasado 27 de febrero por un grupo de legisladores demócratas, entre ellos Elizabeth Warren, de Massachusetts, quien señaló que se trata de “gente que ha mantenido y mantiene funcionando nuestro país, nuestra economía y nuestro sistema de salud”.
El cardenal Joseph Tobin, de la Arquidiócesis Católica en Newark (Nueva Jersey), dijo que durante los 47 años que ha servido a la comunidad inmigrante ha visto de cerca sus luchas. “Son trabajadores esenciales pero viven con miedo”, sostuvo.
Recordó haber visto en los campos agrícolas de Wisconsin a mujeres “que no pueden pararse derechas porque han pasado todo el día limpiando plantas de zanahorias y papas, personas en empacadoras en el sur de Kansas que han perdido brazos o piernas, expuestas al peligro por falta de medidas seguridad”.
También a niños que recogen frutas y verduras en California con “formas exóticas de cáncer, que están expuestos pesticidas” que ni siquiera se pueden usar donde hay animales, expuso el cardenal.
“Alguien no vio en sus caras al ser humano”, declaró.
Por su parte, el obispo David Rice, de la Diócesis Episcopal de San Joaquín, en California, recordó que casi el 70 % de la producción de frutas y verduras en ese estado procede del Valle Central, apoyada por 220.000 trabajadores esenciales agrícolas, muchos de ellos expuestos a abuso laboral.
Sara García, una trabajadora esencial de El Salvador, hizo esfuerzos por no llorar al recordar que su marido y ella contagiaron del coronavirus a sus hijos y abuelos, uno de los cuales murió. “La peor pesadilla se hizo realidad”, indicó.
“La comunidad inmigrante ha demostrado que aunque haya tenido que perder su dignidad, permitir la violación de sus derechos y soportar arbitrariedades laborales, humillaciones, abusos y discriminación, siempre hemos hecho nuestro trabajo”, sostuvo.
“Creo que ya hemos pagado una cuota muy alta”, afirmó. Info, Prensa Mexicana