Los recortes presupuestarios y la baja inversión en ciencia, tecnología e innovación, que se extienden como una perniciosa tendencia en la región, no solamente están causando daños a la investigación, sino a la sociedad en su conjunto, impedida de beneficiarse de las innovaciones tecnológicas para el desarrollo.
“Si bien algún cínico ignorante pueda argumentar que no pasa nada si se deja de financiar la ciencia y la tecnología en nuestros países, el impacto de interrumpir la investigación y los múltiples beneficios de la ciencia para la sociedad sería profundamente perjudicial porque perderíamos una de las pocas brújulas y fuentes de ideas para pensar y hacer efectivo un futuro mejor”.
En Venezuela, las posibilidades de investigar y producir innovaciones son prácticamente nulas debido a la crisis económica y política generalizada. Con una hiperinflación anualizada estimada en 135,379 por ciento a fines de agosto, dos procesos de reconversión monetaria y 15 años de control cambiario, las universidades no tienen acceso a dólares para la compra de reactivos o nuevos equipos.
Fuga de cerebros: amenaza latente
Uno de los emprendimientos tecnológicos más importantes de Brasil, el acelerador de partículas de cuarta generación Sirius, también se ha visto afectado por los recortes presupuestarios en ciencia y tecnología que sufre el país. Planificado para iniciar sus actividades el próximo año con trece estaciones de investigación, comenzará con solo una de ellas. Está financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones, que ha invertido 323 millones de dólares del presupuesto total del trabajo, que asciende a 440 millones de dólares.