Madrid, 8 sep (EFE).- No es fácil cumplir sueños deportivos a los 32 años, pero eso fue exactamente lo que hizo Marcelinho Huertas en el verano de 2015, cuando decidió probar suerte en la NBA de la mano de unos Los Angeles Lakers en las horas más bajas de su historia.
“No quería quedarme en Europa solo por la seguridad de tener un trabajo. Quería lograr este sueño. Eso es más importante que el dinero. Si fuera por dinero -subrayó-, me hubiera quedado en Europa”, concedió en su presentación como jugador angelino en el Toyota Sports Center, de El Segundo (California).
“Cuando eres niño, sueñas con jugar al basket y hacerlo en la NBA. Todos lo queremos. Yo no era diferente. Es difícil pensar que hace 20 años tenía ese sueño y que ahora se ha cumplido. Encima con los Lakers, que es increíble. Quiero hacerme un hueco y quedarme muchos años en la Liga. El dinero puede venir después”, valoró.
Huertas, que venía con reputación de gran líder tras su periplo europeo, llegó a un equipo entrenado por Byron Scott y absolutamente desolado tras cosechar el peor registro de su historia (21-61).
Pero la temporada 2015-16, destinada en la franquicia californiana a hacer crecer a novatos como D’Angelo Russell o Jordan Clarkson, culminó con una marca aún peor (17-65) en la que ya se sabía que iba a ser la despedida de Kobe Bryant como jugador.
El brasileño, que fue testigo de los 60 puntos de Bryant contra los Utah Jazz en su adiós a las canchas, promedió 16,4 minutos en los 53 partidos que disputó, con 4,5 puntos y 3,4 asistencias por encuentro, obteniendo mayor protagonismo a partir de marzo, cuando ya se conocía el naufragio deportivo de la franquicia.
Como era de prever, el brasileño sufrió en defensa durante su etapa en la NBA, pero al menos dejó destellos de su clase, visión de juego, virtuosismo e inteligencia en varios partidos, en los que estableció una gran conexión con Larry Nance Jr.
“Fue protagonista de la peor temporada de la historia de la franquicia pero nunca se quejó por la falta de minutos o protagonismo, o atentó contra el entrenador de turno”, dijo a EFE Rodrigo Azurmendi, que llevaba entonces las redes sociales y la página en español de los Lakers.
“Al contrario, generó alegría y muchos ‘highlights’ con su exquisita visión de juego”, manifestó Azurmendi, quien destacó que Huertas “fue el capitán de los abandonados, reclutando a Robert Sacre, Ryan Kelly y otros jugadores fuera de la rotación, y jugando dos contra dos antes o después de los partidos para no perder la condición física”.
Sin embargo, su aportación al equipo disminuyó en la siguiente campaña, ya con Luke Walton al frente, y en febrero de 2017 fue traspasado a Houston, donde no llegó a debutar.
Huertas nunca llegó a contar en la NBA con “suficiente libertad para desarrollar su lado más genial e imprevisible” y se limitó “a cumplir el tópico del base cerebral y altruista formado en Europa”, apuntó a EFE Alberto de Roa, comentarista de la NBA a través de League Pass.
“Su calidad era y es indiscutible. Rápidamente pasó a estar entre los jugadores que más asistencias repartía por minuto, incluso junto a compañeros lejos de la élite anotadora de la NBA. Pero la apuesta de Lakers estaba en hacer crecer a Russell y Clarkson, quienes necesitaban acaparar el balón para desarrollar su juego. En ese contexto, su rol iba a ser siempre mucho más secundario del que su talento y reputación en Europa merecían”, valoró. Info, Prensa Mexicana
Antonio Martín Guirado