Managua, 5 nov (EFE).- Al menos cinco comunidades indígenas del Caribe de Nicaragua fueron arrasadas por el huracán Eta, que el martes pasado impactó en categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, con vientos de hasta 240 kilómetros por hora, informaron este jueves los pobladores.
Las comunidades indígenas de Halouver, Klingna, Lamlaya, Wounta, y Wawa Bar, en su mayoría habitadas por miskitos y ubicadas en la costa noreste de Nicaragua, quedaron destruidas totalmente por Eta, que ayer miércoles abandonó el país y pasó a territorio de Honduras, degradado a depresión tropical.
Las autoridades nicaragüenses aún no han cuantificado los daños en esas comunidades y han sido los lugareños quienes han informado al respecto por medio de vídeos que han difundido a través de las redes sociales tras regresar a sus casas.
“Halouver no era así. Está totalmente destruido. Así que va a ser una trayectoria larga la reconstrucción”, dijo un habitante del lugar que grababa un vídeo tras caminar sobre los escombros.
Antes de Eta, Halouver era un pequeño paraíso caribeño, con playas blancas llenas de palmeras, aguas cristalinas y casas de colores llamativos construidas de madera.
Dicha escena, digna de una postal, se replicaba en las otras cuatro comunidades afectadas.
Pero el huracán lo cambió todo. Las palmeras fueron arrancadas de raíz o partidas en dos por los fuertes vientos de Eta, y las casas quedaron hechas astillas, mientras que los escombros sobresalen de la arena, según las imágenes que han sido compartidas.
Los primeros pobladores en regresar a las comunidades, compuestas por varias centenas de habitantes, han sostenido que las mismas se encuentran inhabitables.
Hasta este jueves las autoridades no se han referido a dichas comunidades, ni sobre sus habitantes, de los cuales solamente una parte logró ser evacuada hacia la ciudad de Bilwi, que también resultó seriamente afectada por Eta, mientras que el resto buscó lugares seguros por su propia cuenta, según han informado algunos familiares.
La mañana de este jueves diferentes organismos defensores de los derechos humanos continuaron sus reclamos sobre la prohibición por parte del Gobierno de acopiar ayuda para los damnificados.
Eta dejó un rastro de destrucción en Nicaragua que no se observaba desde el huracán Félix, que cobró la vida de más de 100 personas en 2007, también en la Región Autónoma Caribe Norte (RACN), una zona despoblada y pantanosa, y de las vulnerables y pobres del país, que acoge a cerca de 500.000 habitantes, en su mayoría negros, indígenas miskitos y mestizos.
Las dos personas que murieron en un deslizamiento de tierra el martes en la RACN, horas después del impacto de Eta en Nicaragua, no han sido reconocidas por las autoridades.
Aunque Eta abandonó Nicaragua, sus efectos podrían permanecer en los próximos días, ya que sus remanentes continúan causando inundaciones en el norte del país, según informó el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred). Info, Prensa Mexicana