Guadalajara (México), 2 dic (EFE).- Los versos y las rimas del Salón de la Poesía se convierten en un oasis entre el bullicio de los pasillos de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, un espacio que este año regresa con más fuerza para promover ese género literario.
Cae el alba y los lectores llegan puntuales a la cita con la poesía. Días antes tuvieron que apartar su lugar con un preregistro pues el espacio es pequeño, aunque eso no importa cuando las ganas de estar son muchas, incluso aunque vengan de alguna otra ciudad.
Una vez dentro, escuchan a las y los poetas como quien oye una homilía, no con devoción, pero sí con la emoción a flor de piel. La cercanía con los autores, su voz que marca el ritmo de los versos se transforman en un momento de éxtasis, de una belleza difícil de describir. Hay que sentirla antes que describirla.
Cientos de poetas y poetisas de todo tipo de formas de concebir la poesía han pisado este escenario tan íntimo y tan universal, en el que pareciera no haber jerarquías y en el que cabe lo mismo la poesía “performance” que la que se escribe en lenguas indígenas.
La coordinadora del Salón de la Poesía, Daniela Ascencio, dijo a Efe que la FIL mexicana quiso tener este lugar dedicado a los versos como una manera de impulsar el género y que el público en general no lo viera como inalcanzable o “difícil de entender”.
“Lo que sí pretende siempre es tener este vínculo súperestrecho entre los poetas y el público. Buscamos tener la presencia de autores reconocidos y de amplia trayectoria, pero también dar espacio a poesía no tan común”, explicó en entrevista.
En la edición 35 de la feria, el salón cuenta con la participación de autores de México, Perú- país invitado de honor- y de España, con la presencia del cantautor Nacho Vegas, para mostrar las diversas formas que puede tener la poesía, explicó Ascencio.
LA JOYA DE LA CORONA
Este año, la poetisa mexicana Rocío Cerón fue parte de las invitadas a este salón que físicamente suele estar lejos de los reflectores y cientos de actividades que se desarrollan en esta feria, considerada la segunda más importante de habla hispana.
La autora aseguró a Efe que considera a este espacio como “la joya de la corona”, pues es el único espacio dentro de las ferias del libro en México exclusivamente dedicado a mostrar a los autores con obra poética, un género tan poco comercial en Latinoamérica.
“Es el corazón de la feria, con la idea de que el público pueda oír a los autores, la gente va gustosa a escuchar otro tipo de temáticas, a comprar los libros. Aún en la feria y con su pluralidad de temas, la poesía sigue siendo la joya de la corona”, aseguró.
Una de las particularidades del salón es que propicia el diálogo intergeneracional poniendo a poetas jóvenes a dialogar con los más reconocidos, o bien, siendo un escaparate para que los más nóveles presenten su trabajo.
El Salón de la Poesía tiene más de una década formando parte de la FIL. Hasta hace dos años, los lectores y los autores se encontraban en un espacio relajado y acogedor en el que el tequila, la bebida tradicional mexicana, era repartido entre los asistentes como un plus para ayudar a amenizar la tarde-noche.
Este año, tras la emergencia sanitaria por la covid-19 el espacio fue reabierto en un lugar menos acogedor pero más grande, aunque el tequila sea el gran ausente.
Este espacio es el refugio de miles de personas que quieren descubrir la poesía o que tienen a sus autores favoritos y acuden a escuchar de viva voz sus versos.
Luis Gómez es un asiduo asistente a la feria. Contó a Efe que el Salón de la Poesía es único porque le permite estar cerca de los autores cuyos versos ha leído en algún libro.
“Me atrae la intimidad del espacio, pero sobre todo, escuchar la entonación de la propia voz del autor, esto es, la manera en que enfatizará o diluirá sus propias palabras, el ritmo con el que el que leerá sus propios versos, sobre todo cuando leen algún poema que uno no conoce”, explicó.
Apasionado de la poesía y de la posibilidad de crear belleza mediante las palabras, Gómez recuerda que uno de los momentos más sublimes que ha atestiguado dentro de este espacio fue cuando el argentino Juan Gelman leyó unos versos que hacían referencia a su madre y que, al calor del tequila, terminó sollozando al igual que muchos asistentes.
La FIL se desarrolla del 27 de noviembre al 5 de diciembre con la asistencia de 600 escritores de 46 países, con la participación de más de 3.000 profesionales y 255 expositores de 27 países con una oferta editorial de 240.000 títulos en 10.000 metros cuadrados de exposición. Info, Prensa Mexicana