Monterrey (México), 12 feb (EFE).- Los Tigres UANL del fútbol mexicano se convirtieron esta semana en el primer equipo de la Concacaf finalista del Mundial de clubes gracias a un modelo de negocios, impulsado por la cementera mexicana Cemex desde 1996, que hace años cosecha frutos en la cancha.
Entrenado por el brasileño Ricardo Ferretti, el cuadro con sede en Monterrey, norte de México, mostró un equilibrio en sus líneas, que consiguió con una sólida base económica, la que da el valor en el mercado de su plantilla, unos 65 millones de dólares.
Tigres perdió la final mundial ante el Bayern Munich alemán, un cuadro con un valor de mercado de mil millones de dólares, ante el cual jugó sin complejos, plantó cara y perdió solo por un gol del francés Benjamin Pavard (1-0).
Luego de derrotar en cuartos de finales al Ulsan Hyundai coreano y dar la campanada en la semifinal al eliminar al Palmeiras brasileño, monarca de la Copa Libertadores, los Tigres liquidaron su cuenta pendiente, figurar a nivel mundial.
En el 2015 habían jugado la final de la Copa Libertadores y en diciembre ganaron la Liga de campeones de la Concacaf, pero solo en Catar han saldado su deuda con la afición.
La proeza tuvo que ver con la buena forma deportiva del delantero francés André Pierre Gignac, ganador del balón de plata del Mundial, las buenas atajadas del guardameta argentino Nahuel Guzmán y el elevado rendimiento de figuras como el delantero paraguayo Carlos González, el defensa mexicano Carlos Salcedo y el volante argentino Guido Pizarro.
Están en Tigres porque el equipo de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) pagó lo necesario para contratarlos y porque se adaptaron a la disciplina militar del entrenador brasileño Ricardo Ferreti, un hombre que elogia poco y regaña mucho.
En la presente década los Tigres mostraron un estilo propio al ganar cinco títulos de liga en México. Sus jugadores llevan mucho tiempo juntos y juegan con la tranquilidad de sus elevados salarios y sus buenas condiciones para entrenarse.
Fundado en marzo de 1960, los Tigres comenzaron en la primera división de México con pobres resultados y poco dinero, pero crecieron en ambos renglones, en los últimos años con el apoyo de Sinergia Deportiva.
Se trata de una empresa filial de la cementera Cemex, propietaria del conjunto, fundada en 1906, considerada a día de hoy como una de las empresas líderes de la industria, con más de 40.000 empleados.
Representante de la UANL, los Tigres cuentan con una sólida barra de patrocinadores que mantienen limpias las finanzas.
Empresas mundiales y otras de poderío a nivel local aumentan la liquidez del equipo. Ahí están Coca Cola, Home Depot, Mercedes Benz, Telcel, la cadena estadounidense de supermercados HEB, Ruffles, la cerveza Tecate, el Banco Afirme y la cadena de hospitales Christus Muguerza, con Adidas como proveedor de ropa.
El Ingeniero Alejandro Rodríguez es el presidente de la institución, una de las más hábiles en el manejo de sus futbolistas porque sabe prestar a otros equipos a jóvenes prometedores, a los que trae de vuelta una vez maduros.
Por si fuera poco, los Tigres cuentan con una de las aficiones más fieles de América Latina.
Gracias a ella, el Estadio Universitario, con capacidad para casi 42.000 hinchas es una de las aduanas más difícil de pasar para los equipos visitantes. Es apodado “El Volcán” porque en momentos cruciales de los partidos parece estallar con la energía de los apasionados hinchas.
Son tan apasionados los aficionados que viajan para apoyar al equipo en otros punto del Planeta, algo que les fue imposible en el Mundial, como consecuencia de la COVID-19.
Si bien en la cancha Tigres confirmó este febrero ser uno de los clubes más fuertes del continente, es también un modelo de negocios, que parece no haber tocado techo y es candidato amenazar en poco tiempo a América y Guadalajara como los ganadores históricos del fútbol de México. Info, Prensa Mexicana