Guanajuato (México), 3 may (EFE).- Una iglesia en el estado de Guanajuato (centro de México) sobrevive entre el agua y los peces, como único testigo de un pueblo que fue inundado por una presa hace más de cuarenta años y que ahora, a raíz de las sequías que afectan al país, ha quedado de nuevo al descubierto.
Es el Templo de la Virgen de los Dolores, cuya edificación data de mediados del siglo XIX, aunque hay fuentes documentales que sitúan sus inicios en el siglo XVIII.
El recinto católico, que combina los estilos neoclásico y barroco, era el corazón de la comunidad del Zangarro, relevante desde la época virreinal porque había oficinas del registro civil y la vicaría de la entonces conocida como Villa Real de Mina de Guanajuato.
“Era concurrido el lugar, la parroquia, porque ahí se encontraba el registro civil y la vicaría, tenía el permiso para realizar ese tipo de trámites, por esa era un lugar muy importante”, explicó este lunes a Efe Dulce María Vázquez, directora del Archivo Municipal de la ciudad de Irapuato, a 25 kilómetros del templo.
Sin embargo, la historia de la comunidad llegaría a su fin con un decreto firmado en 1979 por el entonces presidente de México, José López Portillo.
El mandatario ordenó que en las 1.200 hectáreas que abarcaba la población se construyera una presa, hoy conocida como la de La Purísima.
La indicación obedeció a que seis años antes, un sábado 18 de agosto, Irapuato fue inundado por completo tras el desborde de la presa El Conejo.
“Cuenta la historia oral que les costó mucho irse, más que por las construcciones, por el sentido de pertenencia al lugar (…) Unos cuantos se resistieron hasta que vieron que ya era una realidad que el agua llegaría para cubrir todo el poblado”, relató Dulce Vázquez.
Así, los habitantes del Zangarro fueron reubicados en terrenos cercanos y refundaron su comunidad preservando su nombre.
Pero, a pesar del paso de los años y de estar inundado, el Templo de la Virgen de los Dolores sobrevive y es hoy un atractivo que atrae a visitantes y curiosos que buscan fotografiar sus restos.
“Se han encontrado cosas, aunque ya está muy saqueado; imagínate, estamos hablando desde 1979 hasta hoy, ya ha pasado bastante tiempo”, según la directora de Archivo Municipal.
En temporadas de calor y sequía, los niveles de agua bajan tanto que se puede acceder a la iglesia sin necesidad de abordar uno de los pequeños botes que deambulan por la presa y hasta encontrar pequeños vestigios del pueblo. Info, Prensa Mexicana