Natalia Lafourcade, rumbo a la leyenda de la música mexicana

Ciudad de México, 28 may (EFE).- Se trata de un disco sensorial que recorre los olores, los sabores, los paisajes pero sobre todo los sonidos de México. Titulado “Un canto por México, vol. 2” es la segunda parte de un proyecto “hecho en comunidad” de Natalia Lafourcade cuyo estreno ha dejado a la cantante con la necesidad de “regresar hacia adentro”.

“El disco te lleva al campo, a la montaña, a la playa a cualquier paisaje de México. Te deja percibir el olor del país, del mole, el tamal, el mezcal, el tequila y el agave”, cuenta en entrevista con Efe la compositora.

“Tiene el canto de la comunidad de la alegría, el dolor, de la vida, de la muerte, el amor, el desamor, la protesta, el canto de las mujeres, de las lloronas, nuestra mística y cultura. Es fuerte decirlo, pero no estoy mintiendo”, agregó.

“Un canto por México, vol. 2” está “más allá” de la propia artista que lo encabeza, afirma Lafourcade, quien trabajó con más de 50 músicos para este segundo volumen y cuya primera entrega la hizo acreedora a su segundo premio Grammy y le sumó dos Grammy Latino a su colección.

Se trata de la continuación de un proyecto que comenzó con la intención de mantener vivo el patrimonio de la música mexicana al recaudar fondos por medio de un concierto homónimo realizado en el 2019, para el Centro de Documentación del Son Jarocho, en el estado de Veracruz.

Para la cantautora, la “liberación de toda esta energía” que ha sido lanzar este viernes el disco “colectivo” grabado desde “las dificultades” que trajo la pandemia, le ha dado también una necesidad de regresar a la música.

“Estoy abierta al universo, tengo una hilera de canciones que espero poder grabar pronto. Son muy íntimas y personales, necesito mucho volver a mí después de este proyecto que es tan para afuera, tanta orquesta, tanta gente. Quisiera un poco invertir e ir hacia adentro y no se que va a pasar, no se cómo va a ser volver adentro”, asegura.

Mientas eso sucede, Lafourcade, de 37 años, celebra el trabajo que logró junto a su productor Kiko Campos y un sinfín de ingenieros, artistas, músicos y amigos que formaron parte del proyecto.

“(El concierto) Me abrió la ventana a un mundo de posibilidades, la relación con todos estos músicos y con esta música tradicional para mí ha sido como reafirmar que yo puedo seguir por este camino, me sienta muy cómoda y me siento muy honesta haciéndolo”, comenta.

El disco cuenta con la participación de artistas como Carlos Rivera, Silvana Estrada, Ely Guerra, Los Cojolites, Jorge Drexler, Mare Advertencia, Mon Laferte, entre otros.

“Verme involucrada artísticamente con tantos universos me parece maravilloso. Todos eran artistas que yo conocía, que quiero, que estimo y que admiro aunque había algunos con los que nunca me imaginé que podría colaborar con ellos como Rubén Blades y Caetano Veloso”, expresa.

RUMBO A LA LEYENDA DE LA MÚSICA MEXICANA

En el disco también participa Pepe Aguilar y Aida Cuevas, dos artistas que Natalia llama “leyendas vivas de la música mexicana”, término que no sabe si también la define a ella.

“Las leyendas se hacen con el tiempo solamente, el artista consolidado sucede casi sin que te des cuenta. En un momento volteas para atrás y dices, mira la vida (…) no sé si consolidada, o más bien clara y segura de que esto es lo que me gusta, lo que disfruto y que para eso estoy acá”, asevera.

Lo que es innegable, es que desde su encuentro con la música de Agustín Lara en el 2012, pasando por los sonidos del huapango de “Hasta la raíz” en el 2015, el homenaje que hizo a las mujeres de la música Latinoamericana en el 2017, hasta “Un canto por México” en sus dos volúmenes, la cantante se ha afianzado como una fiel defensora y representante de la música mexicana actual.

Con “Un canto por México, vol. 2” la cantante engloba un “trabajo de primer nivel” que contiene los sonidos más tradicionales de México con sus instrumentos y sus letras y muestra una modernidad que muchos otros artistas han abrazado desde sus trincheras.

“Hace falta que se le valore lo suficiente (a la música mexicana) como para que los niños y las niñas del país tengan como preparación obligada la música. Todos deberíamos saber qué es una vihuela, un guitarrón, que no nos fuera ajeno el son jarocho, que todos pudiéramos zapatear”, concluye. Info, Prensa Mexicana